viernes, 6 de junio de 2008

La isla de las Sirenas





Una noche estrellada y clara. El reflejo de la luna plateaba el agua. Coloreaba el mar azul de oro fundido. Un barco pequeño, de pescadores, navegaba, en busca del tesoro que los alimenta y los enriquece, los bancos de peces. Con mucha calma sorteaban las rocas y los acantilados de la orilla de la cercana isla, que amenazaba con destrozar el barco y zambullir a todos. Una y otra vez echaban las redes al mar en busca de pesca abundante.

De repente, escucharon , un sonido cadencioso y dulce que provenía de las más grande y bella de las islas del archipiélago de las Sirenas. Los pescadores se quedaron petrificados porque conocían la leyenda:

"Ten cuidado al oír el canto de las sirenas porque te puede hacer naufragar"

Sintieron como una fuerza brutal les atraía hacia el lugar de donde venían las canciones. Al escucharlas se quedaron inmóviles.

Si sacas demasiados
peces del mar
con las rocas
te vas a chocar.

Si coges más peces
de lo normal
el canto de las sirenas
te va a tragar.

Si recoges más
de lo habitual
con una roca
te impactarás.

A los peces
has de soltar
si no quieres
quedarte en el mar.

Entonces los peces y otros habitantes del mar acudieron a su ayuda. Las doradas, los salmonetes, las lubinas, los calamares y los pulpos, compadecidos, formaron una barrera entre el barco y las rocas. Crearon en la superficie del mar un mensaje con sus cuerpos , alertándoles:

"LEVANTAD LAS REDES Y LAS SIRENAS CALLARÁN"

Los atemorizados pescadores levantaron las redes, prometiendo no pescar más de lo necesario. Siempre cumplieron la promesa. Así fue como los pescadores aprendieron a capturar en armonía con la Naturaleza y nunca más volvieron a escuchar el canto de las sirenas.

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