jueves, 24 de abril de 2008

Narración: Martes, 19 de Julio de 1808










Cabrera

Martes 19 de julio. La batalla de Bailén se echaba encima. La gente corría desesperada, y otros aprovechaban su tiempo para rezar en la ermita de la Limpia y Pura. Los franceses estaban cada vez más cerca y el caos se extendía por Bailén como una tormenta de fuego que quema toda la naturaleza.
Cuando llegaron los voluntarios el ejercito de Bailén emprendió el camino hacia el campo de batalla y al son del tambor sonaban las cornetas.
Los franceses muy seguros desfilan, mientras que su general les dirige. Llegamos al campo de batalla. El sol atacaba a los soldados pero el ejercito de Bailén resistia. Empezó la guerra, las espadas se rozaban, olía a polvora de los cañones y las escopetas disparaban haciendo tanto ruido que nos atronaban los oídos. Maria Bellido nos daba agua y por pocas me mata un francés con una espada muy afilada, pero yo me defendí. Así durante horas y horas hasta que de la calor los franceses se rindieron.

Javier
El día 19 de julio de 1808 en el pueblo de Bailén unos buenos campesinos estaban tranquilos bajo el ardiente sol. El sudor se apoderaba de los ciudadanos. Pero no se esperaban que por el río Rumblar viniesen miles de franceses. Iban a invadir nuestro pequeño pueblo, Bailén, pero los bailenenses sabían como defenderse. Algunos voluntarios se alistaron para parar los pies a los franceses.
El miedo y el temor invadía a los valientes soldados que intentaban defender su pueblo, y los
atemorizados campesinos temían por sus vidas.
Los soldados franceses sedientos de sangre lucharon sin piedad. El campo de batalla estaba lleno de humo y de naturaleza muerta. Todo olía a pólvora de los rifles de los soldados y a "la sudor" de los soldados.
El pueblo los animaba con mucho tesón. La artilleria rota. Solo quedaba la caballeria y unos cuantos, pero aún así no perdían la esperanza de alzarse con la victoria.
Los muertos, los heridos, el coraje, el dolor, el sufrimiento de ver como muere un conocido y la ansiedad del combate. El caos reinaba en el campo de batalla.
Horas de dura batalla y al final consiguieron alcanzar la victoria. Los bailenenses felices fueron a decírselo a lo habitantes de su pueblo y a enterrar los cuerpos de los valientes hombres que dieron su vida por salvar la nuestra.
Y así se acaba la historia de la Batalla de Bailén

Rosa
Era un martes feliz, como todos los demás. Hasta que llegaron unos soldados con caballos. Iban vestidos muy raros, pues me estrañó que fueran españoles. Hasta que llego mi padre gritando:
-! Ya vienen ! ! Ya vienen los fraceses!
Yo me asusté tanto que casi le quito el hacha a mi padre para defenderme. Miré por la ventana y vi a un pobre pastor con su rebaño, corriendo calle arriba para que no le mataran. Bajé corriendo de mi casa y vi a una bella oveja muerta enfrente de mi casa. El pastor estaba sediento y casi se cae. Entonces fui y cogí una poca agua del pozo para dársela. Mi madre Maria Bellido, me dijo que me estuviera quieta y que no me moviese de la casa. Pero ya no pude más y tuve que irme con mi madre para ayudar a los soldados. Tuve que soportar la muerte de mi padre y mi tito. Pero no me quejo porque con la valentía y la fuerza del ejercito Español pudimos ganar al ejercito del General Dupónt. Unos dicen que ganamos por el calor que hizo. Pero eso no es verdad. Ellos lo dicen porque no estuvieron allí, pero fue por la gran valentía de España. Asi ya nadie se atrevió a derrotar a Baylén. Mi madre y yo lo celebramos a lo grande con las aguadoras que habían también participado en su momento.

Mª Victoria
Era martes 19 de julio de 1808 cuando oímos disparos. Habia humo, ruido, caballos oscuros como la tierra. En el campo los españoles y los franceses se enfrentaban. Habia cañones negros como cuando el cielo esta nublado. Las mujeres y los niños ayudaban. Las familias inocentes estaban aterrorizadas de miedo. Los niños corrian nerviosos y las madres intentaban tranquilizarlos. Las carretas que eran negras como el suelo, tenían las ruedas destrozadas de tanto llevar y traer agua. Los españoles estaban al lado del pozo y de alli cogían toda el agua que podían. Sin embargo los franceses no estaban al lado. Intentaban pasar al pozo a por agua pero no la conseguían. Había guardias por todos lados. Hasta que un dia lograron la victoria. Ganaron los españoles y ya por fin todos pudoeron volver tranquilos a sus casas.

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